domingo, 22 de mayo de 2011

Capitulo 9

Estoy oficialmente HASTA·LOS·COJONES de estudiar historia. Y encima me siento estúpida porque es un examen para subir nota. ¿Y por que lo hago? Porque soy defi. No hay otra explicación. Bueno, bloguerillos, os dejo otro apasionante capitulo de mi novela. Disfrutadlo!! :D
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Aquella mañana me levanté con una sensación extraña. Era como si algo en mi interior me alertase de que cosas malas estaban a punto de suceder.
Me subí al bus. Saludé a Alex, pero él hoy no estaba solo como de costumbre.
-Hola Cris, te presento a Ricardo. Se acaba de mudar desde Palencia. Es mi vecino.
-Ah, hola- dije con aire distraido.
-Encantado-dijo él un poco sonrojado.- Puedes llamarme Ricky. Soy nuevo aquí, la verdad es que no conozco a nadie. Voy a vuestro mismo instituto.
-¿A si? ¿A que curso?
-A segundo de bachiller. Es una mierda que me haya tenido que mudar justo ahora, pero han trasladado a mi padre en el trabajo y no había otra manera.
La verdad era que el chico nuevo tenía algo. No se si era el brillo de sus ojos o sus cortos rizos rubio ceniza, pero era especial. Durante la siguiente semana, Ricky y yo nos hicimos bastante amigos. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común. Ricky era muy amigable, pero se cabreaba cuando las cosas no salían como él quería. A veces podía resultar hasta violento. Enseguida se fijó en Aroa, pero ella no parecía demasiado interesada.

Nueve días. Las ganas de volver a ver a Derick me hacían enloquecer. Sentía sus ojos azules tan cerca que creía que podría nadar en ellos en cualquier momento. No podía evitar recordar
-¡Despierta!- salí de golpe de mi estado de ensimismamiento en el que, al parecer, llevaba un rato inmersa.
Nerea me estaba hablando.
-Digo que si has visto el nuevo corte de pelo de Mario.
-¿Mario?¿Qué Mario?
-Joder, nena, estás empanada. Mario, el tío más bueno del instituto, ese que juega al baloncesto. Ese que está para comérselo.
La verdad era que no me había fijado. Desde lo de Derick había dejado de quedarme embobada mirando a Mario y había pasado a quedarme embobada pensando en Derick y en su absoluta perfección inglesa.
Mire a Mario. Se había cortado el pelo cortito, con una pequeña cresta. La verdad, le quedaba genial. Pero, era Mario, eso no tenía ningún mérito. Su nuevo corte de pelo resaltaba sus profundos ojos. Es increíble como le brillaban. Pero yo no era la única que estaba pendiente de este nuevo corte. La mitad del instituto, sobre todo los que poseían cromosomas XX estaban pendientes de él. Y él, no se iba a fijar en mi.

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