martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 6

Holaa bloguerillos!! Parece que ultimamente el blog esta teniendo bastante éxito (o por lo menos eso me decís cuando me veis)
Pues a ver si me comentáis un poco porfa, pequeños jalapeños ;)
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El subidón provocado por la llegada de Derick me tenía en una nube. Mis amigas se hartaban de que no hablase de otra cosa, asi que decidí moderarme un poco para que las chicas no se hartaran de mi. Hablaba con él cada día y le sentía como si estuviera al lado. No podía creerme que eso que algunos llaman amor estuviera ahora gobernando mi existencia.
BEEP BEEP
Mensaje nuevo.
"Veo que vuelves a ser feliz. Espero que ahora podamos volver a ser amigos. "
Borrar. No quería saber nada de Pablo. No entiendo como no se cansa de escribirme varios mensajes a la semana sin recibir nunca respuesta. Al momento, sentí como algo empezaba a cambiar. El odio que sentía por Pablo ya no era tan intenso, era como si el dolor que sentía cada vez que pensaba en él se fuese debilitando, como si fuese espuma en un mar en calma.
Decidí responder el mensaje.
"Ahora vuelvo a ser feliz. Te perdono, pero no quiero que volvamos a ser amigos. Al menos, no por el momento."
-Cris, ¿te pasa algo?
-Nada, Alex, solo el mensaje de un gilipollas.
-Pablo, ¿verdad? Le conozco bien. Es, lo que se suele llamar un sacarina, tan dulce como falso. Era de mi pandilla hace tiempo. Pero eso ya es historia...
-No sabía que hubierais sido amigos... Bueno, da igual. Quiero olvidarle YA!

Llegué al instituto. Las clases pasaban como cualquier día. Una tras otra, como lentas torturas que se sucedían poco a poco, hasta que a quinta hora, la megafonía nos sorprendió a todos.
-Señorita Nerea Higueros Reyes acuda inmediatamente al despacho de la directora.

Nerea se quedó pálida. Se levantó y salió de clase entre el murmullo de cotilleo que se formaba a su paso y que se preguntaba el por qué de esta llamada tan poco usual en las prácticas de la escuela. Miré a Helena y a Aroa, pero ninguna de las dos parecía saber nada, Nerea no volvió a clase en todo el día. A la salida todos nos preguntaban por ella, pero nosotras no sabíamos qué responder.
-No contesta al móvil-dijo Aroa preocupada.
-Al fijo tampoco-añadí.
-Deberíamos ir a su casa y ver que tal-dijo Helena- si cogemos el metro no tardaremos nada.
-De acuerdo. -dijimos Aroa y yo a un tiempo.
El trayecto se hizo eterno. Aunque solo eran 3 paradas parecía que no íbamos a llegar nunca. Llegamos a la puerta. Llamamos al timbre, pero no parecía haber nadie en casa.
-¡Chicas! ¡Menos mal!- dijo una voz a nuestras espaldas...

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