martes, 19 de julio de 2011

Capitulo 20

Hola amigos! Ya se que he estado un poco desparecida las últimas dos semanas, pero tiene una explicación, se llama CAMPAMENTO :D Un campamento genial donde he conocido un monton de gente maravillosa :D Para los recién llegados podéis clickar aquí para ir al capitulo 1 de este libro llamado Pequeños Detalles Sin Importancia. Esta entrada está especialmente dedicado a una personita que está lejos aburrido por ahí en un país lejano de Europa del este... a ver por lo menos te entretienes leyendo esto :D

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Abrí los ojos y lo primero que vi fueron los azules ojos de Derick clavados en los míos.

-Buenos días princesa.

-Buenos días. Aunque no se que tienen de buenos. Te vas, Derick, te vas.

-Eres lo mejor que me ha sucedido, por eso es mejor dejarlo ahora, cuando aún estamos a tiempo de que su recuerdo siga vivo, aunque sea en nuestros corazones y no se pudra por culpa de la distancia y los celos.

Una lágrima surcaba su mejilla. Creo que la mía también.
Nos vestimos y le acompañé al aeropuerto. Justo delante de la puerta de embarque Derick se acercó a mi, me dio un beso, una carta y me susurró: No la abras hasta que me halla ido.
Esperé a que el avión despegase. Con los ojos anegados en lágrimas, sonreí. Era a la vez la cosa más triste y más bella que me había pasado nunca. Derick. Un nombre que significaba tanto para mi.
Llegué a casa. No tuve el valor de abrir la carta. No sabía que hacer. Me sentía tan vacía sabiendo que Derick se alejaba más y más a cada minuto...
Me tumbé en a cama, cerré los ojos y en seguida me vino una persona a la cabeza. Salí al parque con la esperanza de que el chico misterioso estuviera allí de nuevo. Entré en la casita de madera. Todavía tenía la carta en el bolsillo. La saqué. Por fuera solo ponía mi nombre escrito con la preciosa caligrafía inglesa de Derick. Me senté sin poder todavía abrir la carta. Todavía había tiempo. De hecho, tenía todo el tiempo del mundo.
Derick se había ido. Ya no se si merecía la pena abrir la carta, posiblemente sólo me haría sufrir más. A los pocos minutos de estar allí sentada, alguien entró en la casita.

-Hola- era el chico misterioso.

-Hola- dije en un susurro.

-Te he visto entrar desde mi ventana. No se te ve muy feliz.

-No, la verdad es que hoy no es un gran día. Derick se ha ido. No va a volver.

Al decirlo en voz alta me di cuenta realmente. Derick se había ido. Me derrumbé y comencé a llorar.

-Aunque a veces parezca que solo hay espinas, los rosales siempre acaban por florecer en primavera.

Le abracé.

-Gracias. La verdad es que no sabía bien a quien acudir. Desde que está con mi hermano me da palo contarle a Nerea las cosas, no puedo casi ni mirar a la cara a Helena después de lo de Samu yAroa... está demasiado ocupada con los SMS de Ricky como para preocuparse por los míos.

-No hay de qué, bonita. Compartir los problemas hace que parezcan menos pesados. Desde que te vi corriendo desde mi ventana, las cosas solo me han ido a mejor.

-A todo esto, salvo tus problemas, no se nada de ti. Ni siquiera tu nombre.

-Ah, yo me llamo Nico. Toco el chelo y, por si ayer me quedaba algún resquicio de esperanza, Marina me ha dejado hoy. Dice que ya no le gusto y que prefiere a chicos que tocan instrumentos más agudos... ¡La muy zorra me ha dejado por un flautista! En realidad me ha hecho un favor- me guiñó un ojo.-De hecho, yo tampoco se tu nombre.

-Me llamo Cris y, no es por impresionar, pero se tocar la pandereta.

Nico soltó una risita. Nos quedamos hablando un rato. De nada. De todo. Era especial. Con Nico a mi lado, el que Derick se hubiese ido ya no parecía tan dramático.

BEEP BEEP
Mensaje nuevo. ¿Mario?
"Nena :D Llevas una semana desaparecida, ¿te apetece venir esta tarde a mi casas? Vamos a pedir unas pizzas y jugar al singstar. Vente, porfa, que te echo de menos"

Como si no tuviera ya suficiente drama masculino, ahora Mario me echaba de menos y me invitaba a su casa. Es como para volverse loca.

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